La vida social se estructura a partir de un sistema de cargos jerarquizado que obliga a los hombres de la comunidad a cumplir, de manera gratuita, con los cargos que les sean asignados. Se organizan en torno a dos poderes: el religioso y el municipal. La organización jerárquica del primero se compone de cinco escalafones que concluyen con el cargo de maestro de capilla, máxima autoridad de la iglesia. La organización del segundo es mucho más compleja y se articula en tres niveles que contienen 13 cargos. El nivel superior puede dividirse en dos subgrupos: el mayor, el juez de mandato, el suplente del alcalde y el suplente del presidente municipal, por un lado, y el alcalde y el presidente municipal por el otro. Hasta el segundo nivel la naturaleza de los cargos es obligatoria y clausura el ciclo de servicios que todo hombre debe ofrecer a la comunidad; los cargos del último nivel son, por el contrario, puestos a los que sólo se accede por el consenso comunitario.
Las funciones de las autoridades civiles están ligadas a la actividad ceremonial ya que la estructura municipal supone un conjunto de obligaciones rituales vinculadas con el nivel y tipo de cargo que se ocupa. A los ocupantes de los cargos más altos, es decir, presidente municipal y alcaldes, corresponde solicitar la lluvia y el bienestar para la comunidad.
A la extensa red de relaciones que se establecen entre la estructura civil y la religiosa, se une la línea de la mayordomía. Su acceso no es directo y supone el servicio de cargos previos que, una vez cumplidos, aseguran el ascenso a la categoría de mayordomo.
Aunque este tipo de organización, que antiguamente regía los municipios huaves, sólo se mantiene vigente con dificultades en San Mateo del Mar. San Francisco y San Dionisio del Mar han visto fracturado su sistema de cargos y actualmente organizan sus cabildos políticos mediante elecciones partidistas.