Ixcatecos – Etnografía

El vocablo “ixcateco” es el gentilicio que los antiguos nahuas designaron a los indígenas que habitaban en lo que fue el señorío prehispánico de Ixcatlán.
Los ixcatecos se autodenominan xhwani.
En la actualidad menos del cincuenta por ciento de los integrantes de este pueblo hablan ixcateco; en general, los habitantes no se comunican por medio de su lengua materna. De tal manera que el ixcateco, una lengua milenaria, en la práctica está casi extinta, ya que en las actividades de la vida cotidiana se comunican en español.
Esta lengua pertenece a la familia lingüística oto-mangue.

Los ixcatecos habitan únicamente en el municipio de Santa María Ixcatlán, en la región identificada como Mixteca Alta. La zona es cruzada por los arroyos de Ixcatlán y Nodón, que llevan corriente sólo en temporada de lluvias; otros ríos marcan los límites con pueblos vecinos, el río Xiquila con los pueblos de San Juan de los Cués y Mejía el Viejo, y el río Seco con Tecomavaca; y el río Sabino es el que abastece de agua permanentemente a la población.
El clima que predomina es templado con lluvias en verano. El suelo se caracteriza por la existencia de una delgada capa fértil, fácilmente erosionable, conocida como tepetate, aunque la suavidad de este material permite la construcción de “cuevas” donde los habitantes acostumbran tejer los sombreros de palma.
Los ixcatecos distinguen la tierra por sus colores: consideran que la negra es la más fértil, idónea para el cultivo de autoabasto; la roja es fértil, pero se localiza lejos del poblado y en las partes altas; la amarilla y la blanca no tienen utilidad. La alcalinidad de los suelos permite el crecimiento de dos especies de palma, una con hojas en forma de abanico y otra con hojas pinnadas.

Poco antes de la colonización española, la población ixcateca contaba con una autonomía política de los demás señoríos de la zona. El cacicazgo de Ixcatlán tenía a inicios del periodo colonial siete pueblos sujetos, pero éstos desaparecieron por diversas causas como la disminución de la población durante el siglo XVI debido a hambrunas y epidemias, y porque los colonizadores forzaron a la población a concentrarse en las cabeceras municipales.
Siglos después, en el periodo revolucionario, el pueblo padeció una epidemia de tifo. Y el 29 de febrero de 1920 sufrieron ataques de los carrancistas, quienes trataron de robarles sus animales de carga e intentaron incendiarles sus casas, pero una lluvia evitó que el fuego se propagara, lo que los pobladores atribuyeron a un milagro del Señor de las Tres Caídas, actual santo patrono del pueblo.

Existe una división bien definida de las tareas domésticas. Las mujeres se responsabilizan de las labores del hogar, del cuidado de los hijos y de los animales de traspatio, además adquieren compromisos comunitarios en la clínica del IMSS, en el molino o en las instituciones educativas.
Los hombres se ocupan de la siembra del maíz, de acarrear el agua a la casa, de recolectar leña, frutas, palma y maguey y de pastorear el ganado, así como participar en el tequio y desempeñar cargos de la presidencia municipal y de bienes comunales. Las viudas o las madres solteras tienen que cumplir con estas obligaciones.
Los niños también asumen algunas responsabilidades. Desde temprana edad se les enseña a tejer la palma, y desarrollan otras actividades dentro y fuera del hogar. A los varones se les delega el pastoreo de los chivos y borregos en el campo; las niñas ayudan en las labores domésticas y en el cuidado de los hermanos menores. Mientras que los jóvenes a partir de los 16 años empiezan a prepararse para emigrar, principalmente a las ciudades.

Las autoridades del Ayuntamiento municipal se nombran en asamblea a través de voto secreto o directo en las asambleas en las que participan los hombres mayores de 18 años. El cargo de mayor rango es el de presidente municipal. Otras autoridades son secretario, tesorero, síndico, regidores y policías. Las funciones de estas autoridades son la administración de los recursos económicos del municipio y la gestión de obras comunitarias, así como administrar, organizar y vigilar el desarrollo de las principales fiestas religiosas del poblado.
Otra responsabilidad de la asamblea es el nombramiento de los comités de fiesta que son los encargados de reunir cooperaciones de los jefes de familia para llevar a cabo las fiestas religiosas. Otro cargo relacionado con el ámbito religioso es el fiscal de la iglesia, encargado de atender a los sacerdotes cuando se presentan en las celebraciones.
Las personas que ocupan algunos de los cargos civiles o religiosos aportan parte de sus ingresos, incluso contraen deudas para cumplir con sus compromisos, pero a cambio obtienen prestigio social, el cual aumenta según la importancia del cargo. Los más elevados implican un trato directo con lo sagrado. Después de ocupar cargos de un alto nivel de la jerarquía, son nombrados principales, pasados o cabildos.
También, las autoridades agrarias son nombradas en asamblea, en este caso, la comunal. Sus responsabilidades son atender los asuntos relacionados con conflictos agrarios y proyectos productivos.

La religión de los ixcatecos se basa principalmente en el catolicismo, mezclado con algunos elementos del culto mesoamericano, como la creencia en seres sobrenaturales dueños de la naturaleza, los cerros, las cuevas y los lagos, a los cuales se suele realizar ofrendas. No obstante, los festejos de este pueblo giran en torno al santoral católico.
En Santa María Ixcatlán existe un santuario dedicado al Cristo Negro conocido como el Señor de las Tres Caídas y conmemorado con peregrinaciones en Cuaresma. Los pobladores afirman que el ataúd de Cristo fue encontrado en Tilapa y llevado a Ixcatlán; en el trayecto, los hombres que lo cargaban sufrieron tres caídas debido al excesivo peso del féretro. Desde entonces se celebra una procesión de Tilapa a Santa María Ixcatlán, para participar de la fiesta en honor al milagroso Señor de las Tres Caídas, en la que participan peregrinos de otras localidades.

Las principales actividades económicas de los ixcatecos son la agricultura de autoabasto, que comprende maíz, frijol y trigo en terrenos de temporal; la ganadería de caprinos, la elaboración de mezcal en la época de sequía; la comercialización de palma y sombreros de este mismo material; y el empleo temporal fuera del municipio.
Las actividades de recolección de la palma y el tejido de objetos artesanales se desarrollan durante todo el año, aunque los periodos de mayor actividad corresponden a la fase en que disminuyen las labores de la agricultura. El tejido de la palma representa un ingreso pequeño pero constante. Esta actividad se realiza después de las tareas diarias y únicamente en las cuevas, que son una especie de casa subterránea.
Algunos hombres y mujeres de este pueblo indígena han estudiado una licenciatura y ejercen sus carreras en diferentes lugares del país.

Las fiestas religiosas de Santa María Ixcatlán se realizan el tercer viernes de Pascua, que termina el cuarto viernes; la Semana Santa; el 7 de mayo, considerada la más grande, en la que se reciben muchos peregrinos; el 8 de septiembre, el día de la Virgen de Natividad; el Día de Muertos; el 12 de diciembre, el día de la Virgen de Guadalupe; y, entre el 15 y 24 de diciembre, las posadas.

La dieta cotidiana de los ixcatecos comprende frijoles, salsa, tortilla, café y pan. Algunos días incluyen huevos y nopales. En temporada de lluvias recolectan tomatillo rojo silvestre, quintoniles, verdolagas y frutas como tuna, zapote blanco, mora y granada. También se consume la cacaya, extraída del quiote del maguey, así como miel de abeja.
En periodos festivos, preparan mole rojo con pollo o res, o barbacoa de borrego cocinada en horno de tierra.

El atuendo de las mujeres comprende el mandil, que es una prenda primordial. Su diseño incluye diversos colores, encajes y bordados de flores y aves. Cada mujer cuenta con al menos tres mandiles, de estos, el mejor conservado es el que se destina para su uso durante las fiestas. El vestido se complementa con un rebozo negro.
Los hombres portan pantalón de tela delgada y camisa de manga larga para protegerse del sol, sombrero o gorra, y zapatos o guaraches de dos correas cruzadas al frente. Sin embargo, los más jóvenes usan pantalones de mezclilla y camisetas con estampados diversos.

Se puede decir que el tejido de palma forma parte de la cultura de los ixcatecos y es, por lo general, una actividad familiar. Los objetos que confeccionan con este material son sombreros, petates y tenates, estos últimos destinados a diversos usos como almacenar tortillas, recoger frijol y transportar alimentos.

Entre los ixcatecos, los médicos tradicionales, identificados como curanderos, son principalmente mujeres de edad mayor. Curan padecimientos como el “espanto”, el “mal aire”, enfermedades estomacales y otros. Las parteras se encargan de vigilar el embarazo y atender el parto y diversos males como caídas de mollera o matriz. Algunos curanderos se especializan como hueseros, en este caso principalmente hombres, quienes atienden zafaduras y quebraduras de huesos.