Las condiciones de vida de las comunidades indígenas del estado son precarias. La base de su economía es la agricultura de tipo tradicional, poco diversificada. La producción de granos es fundamentalmente para autoconsumo, predomina la agricultura de temporal en las modalidades de tlacolol y barbechos; los principales productos de autoconsumo son el maíz y el frijol. En la cañada de Huamuxtitlán hay regadío; los cultivos comerciales son el jitomate, el melón, el cacahuate, el sorgo, el chile y las hortalizas.
La producción pecuaria es limitada, predomina la especie caprina. Los solares campesinos cuentan con algún ganado porcino y aves de corral.
La producción industrial se reduce a la artesanía de palma, que podemos considerar “industria a domicilio”, pues los intermediarios distribuyen la materia prima, recogen el producto y lo comercializan en las principales ciudades del estado; en Tehuacán, Puebla y el centro del país.
La migración temporal que llevan a cabo cientos de familias indígenas de la región hacia el noroeste para ocuparse como jornaleros agrícolas sigue un corredor que se remonta a lo largo de la costa, desde Guerrero hacia Michoacán, Jalisco, Nayarit, Colima, Sinaloa, Sonora, Baja California, Baja California Sur, Chihuahua y, en menor escala, Tamaulipas, Nuevo León y la Comarca Lagunera, que abarca partes de Durango y Coahuila. El ciclo migratorio se ha establecido conforme al periodo agrícola y ritual de las comunidades (mayo-octubre), y al ciclo productivo de los campos de hortalizas y frutas (noviembre-abril).La migración desde los años setenta ha aportado y generado importantes procesos de cambio en el interior de las comunidades. El trabajo temporal constituye un componente decisivo en la reproducción material, social, económica, política y cultural de las familias de la región.