La actividad ritual está regida por el ciclo de crecimiento y maduración del maíz.
El Carnaval se conoce como un “ritual de inversión”; se trata de una festividad en la que las normas sociales se trastocan. Los varones se visten de mujeres, los poderes de la naturaleza invaden simbólicamente los poblados y las autoridades legítimamente reconocidas son suplantadas temporalmente. Con el Carnaval inicia el periodo ritual mediante el cual se cierra el ciclo agrícola del tonalmil, o de secas, y se abre el de las lluvias. Concluida la Cuaresma se procede a la petición de las lluvias y a la siembra el maíz de temporal.
El Xantolo, festividad equivalente a la fiesta de muertos en otras regiones, tiene un carácter más familiar que comunitario. Por lo tanto, el ceremonial tiene como centro al altar doméstico, aunque en su momento culminante las familias se reúnen en el cementerio para entregar sus ofrendas a los difuntos. El ciclo agrícola del xopalmil, o de temporal, culmina en términos rituales con el Xantolo.
Se celebran otras festividades de gran importancia, como el pedimento de lluvias en mayo, Santa Rosa en agosto, el tlamanes u “ofrecimiento de las semillas” en septiembre, además de la Navidad o solsticio de invierno y Año Nuevo.