Algunas creencias que tienen su origen en los tiempos prehispánicos continúan vigentes en la memoria de los pueblos de La Malinche. Una de ellas, y sin duda la principal, tiene que ver con la sacralización del agua. En la tradición oral, las fuentes que nacen en las montañas del centro-sur del estado y que nutren las aguas del río Zahuapan poseen propiedades curativas; por ello, Zahuapan significa “el curador de granos”.
Se dice que en mayo de 1541, la Virgen María se apareció en las proximidades de la ciudad de Tlaxcala a un indígena catequista del convento de San Francisco, llamado Juan Diego. La Virgen le mostró un manantial cuyas aguas curaron a varios pobladores de una epidemia y, para confirmar su milagro, hizo presente su efigie en un ocote en llamas. La presencia de manantiales milagrosos no era nueva en Tlaxcala, a todos se les relacionaba con el panteón sagrado de los pueblos prehispánicos del lugar; de hecho, el mismo convento de San Francisco fue construido sobre un viejo teocalli y un manantial en donde se adoraban, a diversas deidades del agua.
La adoración del Señor del Monte en Papalotla es tan grande que se le ha considerado el segundo santo patrono del pueblo, después de San Francisco de Asís. Sin embargo, no es como San Francisco, pues su adoración e identificación territorial y cultural no se limitan a los habitantes de este pueblo: el Señor del Monte atrae a muchos pueblos fieles a su culto, entre ellos se encuentran La Malinche, Tenancingo, Mazatecochco, Acuamanala, San Miguel Contla, Acxotla del Monte, San Francisco Tetlanohcan y San Pablo del Monte, además de algunas regiones poblanas.